viernes, 30 de noviembre de 2007

LA CIEGA y LA VECINA

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Regresando la ciega a su casa una tarde, se enteró de que a una de sus vecinas se le había incendiado la casa. Aunque no se relacionaba mucho con ella, si acaso habrían intercambiado saludos unas cuantas veces, decidió ir a ver si en algo podía ayudar.

Al acercarse vio la casa destruida y a su vecina, una mujer ya mayor, sentada en el bordillo de la acera, con la piel tiznada, absorta y con la mirada perdida. Una procesión de consoladores la rodeaba, algunos le decían cosas como: Agradezca porque las cosas hubieran podido ser peor; la próxima tenga más cuidado; las cosas pasan por una razón y todo va a estar bien tenga confianza.

La ciega avanzaba hacía ella sin saber que decirle ni que hacer, con miedo de enfrentar el dolor ajeno, pero dispuesta a no dejar a su vecina sola en este momento. Cuando llegó junto a ella lo único que atino a hacer fue sentarse a su lado, sentir la perdida como suya y llorar. La vecina la miró sorprendida y comenzó a llorar también, fue como si su dolor por fin encontrara la manera de salir. Los consoladores, atónitos, guardaron silencio y por fin acompañaron a la vecina en su dolor. Las frases de consuelo se convirtieron en acciones para ayudarla. Y así, ese día, todos se desprendieron de algo, para que la vecina, que lo había perdido casi todo, no se quedara sin nada.

Obstacúlos y Estrategias presentes en la empatía




La capacidad para la empatía empieza a desarrollarse en la infancia. Los padres son los que cubren las necesidades afectivas de los hijos y los que les enseñan, no solo a expresar los propios sentimientos, sino también, a descubrir y comprender los de los demás. Si los padres no saben mostrar afecto y comprender lo que sienten y necesitan sus hijos, estos no aprenderán a expresar emociones propias y por consiguiente, no sabrán interpretar y sentir las ajenas. La capacidad para la empatía se desarrollará más fácilmente en aquellas personas que han vivido en un ambiente en el que han sido aceptadas y comprendidas, han recibido consuelo cuando lloraban y tenían miedo, han visto como se vivía la preocupación por los demás. En definitiva, cuando las necesidades afectivas y emocionales han estado cubiertas desde los primeros años de vida.

OBSTÁCULOS QUE ENFRENTA LA EMPATÍA:
Entre los errores que solemos cometer con más frecuencia a la hora de relacionarnos con los demás están esa tendencia a quitarle importancia a lo que le preocupa al otro e intentar ridiculizar sus sentimientos; escuchar con prejuicios y dejar que nuestras ideas y creencias influyan a la hora de interpretar lo que les ocurre; juzgar y acudir a frases del tipo "lo que has hecho está mal", "de esta forma no vas a conseguir nada", "nunca haces algo bien"... ; sentir compasión; ponerse como ejemplo por haber pasado por las mismas experiencias; intentar animar sin más, con frases como "ánimo en esta vida todo se supera"; dar la razón y seguir la corriente....Todo esto, lo único que hace es bloquear la comunicación e impedir que se produzca una buena relación empática. Además otro obstáculo que comúnmente se presenta es que las personas que están excesivamente pendientes de sí mismas tienden a tener más dificultades para pensar en los demás y ponerse en su lugar. Por lo tanto, para el desarrollo de la empatía tendríamos que ser capaces de salir de nosotros mismos e intentar entrar en el mundo del otro.

ESTRATEGIAS PARA EXPRESAR LA EMPATÍA:
 Hacer preguntas abiertas. Preguntas que ayudan a continuar la conversación y le hacen ver a la otra persona que estamos interesados por lo que nos está contando.
 Avanzar lentamente en el diálogo, de esta forma estamos ayudando a la otra persona a que tome perspectiva de lo que le ocurre, dejamos que los pensamientos y sentimientos vayan al unísono y nos da tiempo de asimilar y reflexionar sobre el tema.
 Saber que los estamos entendiendo y sintiendo lo que ellos nos quieren transmitir.

 Ser respetuoso con los sentimientos y pensamientos de la otra persona y aceptar abiertamente lo que nos está contando.
 Ser tolerantes y tener paciencia con los que nos rodean y con nosotros mismos.

jueves, 29 de noviembre de 2007

Que es empatía?



El valor de la empatía desarrolla en nosotros la capacidad de motivar y encauzar positivamente a las personas; enseñar a tener ese interés por los demás y vivirlo habitualmente, es la mejor forma de transmitir empatía e identificarnos plenamente con los demás, cambiando radicalmente el entorno social en el que vivimos. Vivir el valor de la empatía es algo sencillo si nos detenemos a pensar un poco en los demás y en consecuencia, aprenderemos a actuar favorablemente en todas las circunstancias.

"DEBEMOS ESTAR PENDIENTES Y CUIDAR LOS PEQUEÑOS DETALLES QUE REAFIRMAN ESTE VALOR EN NUESTRA PERSONA"